Discencia Noosferica

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Noologia de Holopraxis

domingo, 7 de febrero de 2010

sobre codigos solares....luego del AÑO ASTROFISICO 2009


2012

"¿Quieres ser el responsable de la completa extinción de la raza humana? ¿Podrás llevar esa carga?"

Conocimiento perdido y códigos redescubiertos


. El cálculo del ciclo magnético de las manchas solares no es sencillo y requiere conocimientos específicos acerca del movimiento de la Tierra alrededor del Sol, nociones de matemática integral y medición exacta del tiempo; lo extraño es que los antiguos científicos poseían todas estas habilidades, pero debían mantenerlas en secreto.
Sólo los sacerdotes iniciados en los textos sagrados poseían ese saber; para los otros, todo estaba envuelto en misterio. Detrás de cada número o carácter se oculta un código determinado, cuya interpretación requiere extrema paciencia y tenacidad. Sin esas cualidades no se podrán descifrar los importantes mensajes codificados, dada su complejidad.

 

Por otra parte, es interesante saber que siempre trabajaban con los mismos "números sagrados".

"Continúa intentando", parece ser el mensaje.

Mientras no poseamos los datos del Laberinto, ésta es la única forma de encontrar las respuestas. Si volvemos a calcular y efectuamos otros cálculos matemáticos sobre el ciclo de las manchas solares, encontraremos muchos mensajes codificados muy interesantes.

 

Divida el ciclo teórico de las manchas solares  por los períodos de giro de los campos magnéticos del Sol; de esa manera encontrará el número de ciclos que atraviesan los campos magnéticos en un ciclo de 68.302 días o 187 años:

68.302 + 26 = 2.627 68.302 + 37= 1.846

Al restar estas cifras, se encuentra el número de veces que el campo ecuatorial se pone a la par del campo polar:

2.627 - 1.846 = 781.


Para calcular el momento en que un campo se pone a la par de otro, realice el siguiente cálculo sencillo:

2.627 + 781 =3,36363636 1.846 + 781 =2,36363636

La explicación es la siguiente: cuando el campo polar ha dado 2,3636 giros, el campo ecuatorial se coloca a la par.

 

Éste ha descrito un círculo completo más, o 360 grados. Esto se produce exactamente después de 87,4545 días, y coincide con el ciclo calculado . Resulta sorprendente que en ambos campos se produzca el número infinito periodico 0,36363636.

 

Aquí se encuentra el origen de los 360 grados del circulo sumerio:

  1. Cuando aprendí matemáticas no entendía por qué un círculo consiste en 360 grados y no 100. Al observar estas cifras, la propiedad se hizo clara: ¡ya que se origina en el cálculo del ciclo de las manchas solares!
     

  2. Otra decodificación explicaba que los antiguos egipcios y los mayas calcularon la diferencia entre los grados que los campos recorrían (360) y la emplearon en el ciclo de precesión, que duró 25.920 años -año cosmico- (25.920 = 72 x 360). ¡Esto prueba sin vacilar el origen de los 360 grados!
     

  3. Después de un ciclo de 87,4545 días se produce una diferencia de 360 grados. Ocho de esos ciclos forman un "mini ciclo". Un miniciclo da como resultado el siguiente número de grados: 360 x 8 = 2.880.

     

    Esta cifra aparece en diferentes cálculos y es una parte esencial de los mismos. Aquí encontrará el origen de este número.

     

    Empleando el valor de los tiempos respectivos entre los cataclismos precedentes y con la ayuda del número 2;880, ¡es posible calcular el ciclo sótico!
     

  4. Más adelante, la serie  0,3636363636 aparece varias veces en el Códice Dresden y se convertirá en un número de código crucial de Venus. También resulta que esta cifra se relaciona con cálculos aún más complejos.

     

    Números de código multiplicados por 36 dan nuevas combinaciones que conducen a más revelaciones del Códice Dresden y del zodíaco egipcio.

Teoría del sacudimiento de la Tierra

Los astrónomos y los físicos todavía no cuentan con una explicación para el ciclo de las manchas solares, pero los sacerdotes que estudiaron las "combinaciones matemáticas celestes" descubrieron algunos fenómenos.
Después de muy largos períodos de observación, se dieron cuenta de que las manchas solares atravesaban el ecuador terrestre en un tiempo promedio de 26 días. Más hacia los polos, el tiempo promedio se alarga. Descubrieron también que el tiempo requerido por las manchas solares para desplazarse de un punto a otro varía con el ciclo. Cuando se produce un mínimo, las manchas se mueven más lentamente por el Sol; por el contrario, durante un máximo, lo hacen más rápido. A partir de sus observaciones, postularon una teoría.

 

El código principal fue redescubierto en 1989 por el investigador Maurice Cotterell, quien empleó números enteros para los campos magnéticos del Sol: 26 días para el ecuatorial y 37 para el polar.

 

A partir de esos números, Cotterell encontró un ciclo magnético de las manchas solares de 68.302 días con relación a la Tierra. Todo esto está descrito en su libro The Mayan Prophecies [Las profecías mayas]. Empleó diferenciales y un programa de computación al que denominó "diferenciación rotativa". Simplificando un poco, Cotterell usó una comparación, que se basaba en una indicación al azar de los campos magnéticos del Sol y la Tierra con un período intermedio de 87,4545 días.

 

La elección se debió a que los campos polares y ecuatoriales del Sol completan un ciclo común cada 87,4545 días y regresan al punto de partida. Cotterell equiparó cada ciclo común con un bit.


El resultado fue sensacional: había un claro ciclo rítmico en el largísimo impreso de la computadora. Es necesario hacer hincapié en que ¡ningún astrónomo conoce esta teoría! Por eso ninguna persona sobre la Tierra tiene conciencia de los catastróficos efectos de una oscilación completa del campo magnético del Sol. Insisto: ningún científico "oficial" asume la defensa de  esta teoría. Por eso las advertencias de los mayas y de los antiguos egipcios deben ser tomadas con mucha seriedad.
¡El hecho de que estuvieran al tanto de esta teoría es estremecedor!


No existe una fórmula matemática simple para calcular este ciclo. Gracias a papiros de más de cinco mil años de antigüedad, sabemos que los antiguos egipcios fueron capaces de resolver problemas matemáticos extremadamente difíciles;  los mayas debieron haber tenido las mismas capacidades. El siguiente sólo es un ejemplo de un problema difícil que los antiguos egipcios pudieron solucionar: el cálculo del volumen y la superficie de una semiesfera.

 

Este problema aparece en el papiro de Rhind, que se encuentra en Moscú; su antigüedad aproximada se calcula en unos cinco mil años y fue copiado de documentos aún más antiguos. 

 


Figura 34.

Las velocidades de los campos magnéticos del Sol: 26 días en el ecuador y 37 en los polos.

 

Ésta es una prueba muy importante de que los antiguos egipcios sabían mucho más de lo que los egiptólogos están dispuestos a admitir. Más aún, gracias al desciframiento del Códice Dresden y del zodíaco astronómico egipcio, hay evidencias de que tanto los egipcios como los mayas conocían la teoría del ciclo magnético de las manchas solares.

 

Esto es clara prueba de que pudieron llevar a cabo la tarea, incontrastable demostración de que ambos tenían un origen similar y de que fueron brillantes matemáticos y astrónomos, superiores por lejos a los científicos contemporáneos. Un ejemplo de ello es el hecho de que el campo polar del Sol es invisible desde la Tierra y sólo los satélites que orbitan alrededor del Sol pueden registrarlo.

 

El gran misterio es: ¿cómo descubrieron los mayas la velocidad de este campo?


En la vida de ambas civilizaciones, el ciclo magnético de las manchas solares era central y ello no es difícil de creer cuando advertimos que una gigantesca tormenta de Sol, surgida de la culminación de un ciclo de manchas solares, cambiará los campos polares ele la Tierra. La catástrofe resultante matará a miles de millones de personas, tal vez a toda la humanidad, debido a que enormes terremotos destruirán las plantas de energía nuclear y la Tierra se transformará en una gigantesca esfera radioactiva.

 

Estos pensamientos por sí solos deberían hacernos conscientes de la urgencia de desenterrar el Laberinto, donde todo el conocimiento está sepultado.
Encontrará varios números notables, que no pueden ser ignorados. Antes de comenzar necesitamos recordar que cada campo magnético del Sol posee una velocidad de órbita diferente. En los polos, la rotación es más lenta que en el ecuador: el campo ecuatorial rota sobre su eje en 26 días, y el polar, en 37.

 

Después de 87,4545 días, el campo ecuatorial, más veloz, se pone a la par del campo polar; durante ese período el primero ha viajado 3,363636 círculos, y el segundo, 2,363636. La diferencia es exactamente un círculo o 360 grados.


  Lla Tierra se desplaza 3,33333 segundos en el zodíaco cada año.
Ahora habrá que multiplicar ese número por sí mismo:

3,33333 x 3,33333 =11,11111

Este es el promedio de duración de un ciclo de manchas solares. Cada once años, el ciclo asciende y desciende, va de un punto alto a uno bajo. Una vez más, no se trata de una coincidencia.  Al multiplicar este significativo número por el número de ciclos de rotación de los campos magnéticos solares encontramos los siguientes resultados sorprendentes:

3,363636 x 11,11111 = 37,37373737 2,363636 x 11,11111 = 26,26262626

En realidad, los períodos de las rotaciones vuelven a aparecer, pero en sentido inverso si se comparan con el número de círculos recorridos; hay dos series infinitas de 37 y 26.


Los lectores a los que les gusten las matemáticas advertirán lo siguiente: esto significa que, si uno conoce el período del campo magnético del ecuador, ¡puede calcular la velocidad del campo polar mediante el cuadrado del número de la precesión! Y, por supuesto, podrá hacer lo mismo de la manera inversa.
Es una extraordinaria relación matemática, donde la coincidencia no existe.

 

Esto forma parte de un "Plan Maestro", un programa de computación muy sofisticado, que derrota al software más moderno por su belleza y complejidad. No es posible ignorarlo. Simplemente trate de hacer algo así. Este es su punto de partida: incorporar los dos campos magnéticos del Sol, que son las piedras angulares para edificar el ciclo de las manchas solares, con su período promedio. Si le pidiera esto a un astrónomo, lo miraría con desesperación; no respondería la pregunta y, lo que es peor aún, no podría darle un modelo matemático, ¡porque no conoce las fórmulas que los mayas y los antiguos egipcios sí conocían! Estas series de complejos datos astronómicos son sorprendentes.

 

Prueban sin lugar a duda la inteligencia de quienes crearon aquellas teorías. Del mismo modo en que el descubrimiento de la piedra de Rosetta condujo al nacimiento de la egiptología, esta forma de decodificar provocará una revolución en el conocimiento de la antigüedad. Es un vínculo crucial para la existencia de nuestra civilización. En cierto modo, estos números pertenecen a la numerología esotérica. Como podemos observar, son números esenciales, que se pueden procesar para encontrar unidades básicas, y cuando éstas a su vez se procesen, ¡nos llevarán a los mismos números!


Los números relevantes son una metáfora del desastre catastrófico previamente calculado que asolará a la Tierra. Constituyen el fascinante clímax de una investigación acerca de las causas del corrimiento de los polos, el desplome de los cielos, la destrucción ele la Tierra, los animales y la gente.

 

Reunidos en un simbolismo esencial, su supuesta simplicidad oculta una enorme complejidad mitológica, religiosa, científica y matemática. Pero la cosa no se detiene aquí. Aparentemente, el descubrimiento de que el campo ecuatorial del Sol rota cada 26 días fue sencillo de hacer. Calcular la rotación del campo polar resultó mucho más difícil debido a su invisibilidad desde la Tierra; por esa razón ocultan el código secreto del campo polar en el número de la precesión.

 

La prueba es la siguiente:

11,11111 x 3,3333 = 37.037037037037

No es una coincidencia que aquí encontremos una serie infinita de 37.

 

Una vez más, se pueden descubrir otras relaciones entre el corrimiento del zodíaco y el magnetismo solar. Si lo logramos, obtendremos la prueba ele los anunciados y efectivamente acaecidos hechos que destruyeron la Atlántida y, al mismo tiempo, tendremos más evidencia de lo que va a suceder en el año 2012.

 

Los atlantes no ignoraban que un gigantesco cortocircuito en el Sol produce enormes erupciones. La onda electromagnética generada es tan poderosa que desintegrará el campo magnético de la Tierra. Una vez que esto se produzca, ¡el planeta comenzará a girar en dirección contraria, invirtiendo el orden en que vemos las constelaciones del zodíaco!

 

Con el propósito de describir este acontecimiento, los atlantes buscaron una relación matemática entre ambos fenómenos. Nosotros la revelaremos juntos usando el campo de rotación de los campos magnéticos del Sol: 26 y 37 días. Luego calcularemos el número de grados que cada campo recorre en un día.

 

Al dividir el número de grados de un círculo por esas cifras, obtenemos lo siguiente:

360-26= 13,84615385 360-37= 9,72972970

Dividamos ahora el ciclo de precesión por estos resultados:

25.920 + 13,84615385= 1.872 25.920 + 9,729723730 = 2.664

Observemos estos números con una mirada más atenta. El primero ya es significativo, puesto que 18.720 no sólo es un número muy importante entre los mayas, sino también ¡el período más corto del zodíaco egipcio!

 

  La exactitud de esta sencilla operación aclara todas las dudas pendientes, pero esto no es todo todavía. Posteriormente 2.664 será indicado como un número de código esencial en el Códice Dresden. Dicho de otro modo: podemos recuperar dos números de código maya ¡haciendo un cálculo sencillo con números provenientes del zodíaco egipcio!

 

Esto indica que deben tener el mismo origen. Al profundizar en este descubrimiento, pude decodificar otros datos importantes. La omnipresencia de los números simbólicos usados por los mayas y los egipcios no es fortuita sino que demuestra una extraña pero comprensible similitud. Los números son la síntesis de una civilización superior que se confrontó con el fin de su tiempo, dioses matemáticos que incorporaron inteligentemente sus mitos y sabiduría en una gran idea que se convirtió en una fuente de conocimiento científico perturbadoramente exacto.

 


Hallar la precesión requiere conocer que existen dos puntos en un año donde el día y la noche son iguales: el 20 de marzo y el 22 de septiembre. Las investigaciones indican que los mayas, los preincaincos (caral, nazca, pantagones) y los egipcios lo sabían porque varios templos fueron construidos en el lugar en donde el Sol nacía en el horizonte, al comienzo de la primavera. La solución del enigma que trato de revelar se encuentra allí.

 

El ciclo de precesión es una majestuosa maquinaria de extraordinaria complejidad; por eso el conocimiento del cosmos que poseían tuvo que ser enorme, y el de las matemáticas, asombroso. Sabían que transcurren 72 días antes de que el Sol se corra un grado sobre la eclíptica; y éste es un cálculo notablemente exacto, según los astrónomos contemporáneos. Únicamente una ciencia matemática y astronómica de grado muy avanzado puede generar semejante precisión.

 


  • ¿Era posible que códigos secretos se encontraran ocultos detrás de esos números?

  • ¿Los sabios iniciaron esta codificación en los números encontrados arriba?

  • ¿Habían codificado su tradición de manera tan brillante que únicamente quien estuviera dotado de una perspectiva científica podría reducir la compleja información matemática a un modelo comprensible?

  La intuición era correcta:

1.872 = 72 círculos de 26 días 2.664 = 72 círculos de 37 días

Estoy completamente seguro de que usted se sorprendió al observar el número 72.  Al multiplicarlo por el período de los campos magnéticos solares (polar y ecuatorial), da por resultado los números consignados, los cuales aparecen con tanta frecuencia que resulta imposible ignorarlos. Aquí tropezamos con la esencia y, sin lugar a la más mínima duda, es evidente que los egipcios deliberadamente incorporaron esas cifras en sus cálculos.

 

Un estudio profundo del texto de Albert Slosman sobre la catástrofe precedente da la respuesta a esta apremiante pregunta:

¡Aha-Men-Ptah se corrió 72 grados en el zodíaco después de la hecatombe!

Esta vinculación entrenúmeros básicos del ciclo de las manchas solares y el zodíaco había sido creada con una finalidad, pues ellos son la respuesta matemática (y, por ello, temiblemente realista) a visiones apocalípticas de erupciones volcánicas, enormes terremotos, eras glaciares y olas gigantescas.

"Qué solución brillante, qué lógica de otro mundo".

  ¿Es un mensaje telepático a través de las nieblas del tiempo? .


Restemo el número del ciclo de las manchas solares  a los valores calculados:

1.872 - 1.846 = 26
2.664 - 2.627 = 37

¿Qué hemos encontrado?

 

Una relación directa entre el magnetismo solar y el corrimiento del zodíaco. Se trata de una ciencia extremadamente desarrollada, que excede a la ciencia actual. Detrás de todo existe una mano servicial que trata de advertirnos y los responsables de ello fueron científicos asombrosamente inteligentes. Esta relación no es producto del azar sino que existe un vínculo directo entre los dramáticos períodos de tiempo que se producen en la Tierra.

 

Desde la década del 1970 se sabe que el ciclo de precesión está estrechamente ligado con el comienzo y el fin de las eras glaciares. Los descubrimientos previamente mencionados son la evidencia de que los atlantes tenían un nivel de conocimiento más alto, ¡hace más de doce mil años!

 

Hallaron, al igual que los científicos actuales, que una variedad de causas produjo las eras glaciares y se enfrentaron con ello el 2 de febrero del año 21312 a.C; aquel día, la Tierra giró 72 grados y la Aha-Men-Ptah subtropical ("Primer Corazón de Dios") en pocas horas fue parcialmente cubierta por lo que en ese momento era el Polo Norte, tragedia a la que luego sucedió un maremoto.

 

Los sobrevivientes se reagruparon en la zona del continente que siguió siendo habitable y decidieron crear un centro astronómico, el "Círculo de Oro" y durante miles de años los mejores científicos estudiaron los cielos. En 10,000 a.C, los habitantes de la Atlántida estaban tan seguros de la correlación entre el campo magnético del Sol y los terribles sucesos que mencionamos antes, que decidieron comenzar a planear un éxodo, cuya preparación les llevó doscientos ocho años.


Mayas y egipcios, como descendientes de los legendarios atlantes, predicen una catástrofe similar, pero más violenta aún, para el 21 y 22 de diciembre de 2012.

 

¿Qué calcularon?

 

Después de doce mil años, ¡habrá una inversión gigantesca del campo magnético del Sol!

 

Cuando esto suceda, increíbles llamaradas escaparán de su superficie, cientos de miles de millones de partículas llegarán a los polos terráqueos y los "incendiarán". A causa de la corriente continua de electromagnetismo, el campo magnético de la Tierra se sobrecargará, se generarán fuerzas eléctricas desconocidas; y cuando los polos estén llenos de auroras provenientes de las partículas que caen, lo inevitable va a acontecer: el centro electromagnético más profundo de la Tierra se recargará y estallará.  Y entonces, ¡pum! ¡Se invertirá el campo magnético terrestre y nuestro planeta comenzará a girar en sentido contrario!...  Del mismo modo que una dínamo que empieza a girar en sentido contrario, ¡el Polo Norte se convertirá en el Polo Sur y viceversa! ¡Y nuestra civilización entera será destruida!


  En la Atlántida se descubrieron varias relaciones muy perturbadoras entre el magnetismo solar y el corrimiento del zodíaco. Los científicos modernos saben que el mismo fenómeno pondrá a la Tierra en un terrible riesgo.

 

Por esa razón, ignorar tales mensajes equivale a un suicidio, ya que, si no se toman precauciones urgentes, casi todos morirán en el transcurso de esos acontecimientos y, sobre todo, los sobrevivientes no contarán con computadoras ni máquinas en las cuales confiar para recoger los pedazos y rearmar la vida tal como la conocemos.


Sirio, la Gran Pirámide y el número 27

El Atlas del Universo, de Patrick Moore. dice

 

"Ningún grupo de manchas solares puede ser observado durante más de dos semanas sin un intervalo, porque el Sol gira sobre su eje. En consecuencia, un grupo de manchas se traslada desde un lado del disco solar al límite opuesto, un 'cruce' que en total dura 13,5 días en el ecuador del Sol. Luego, los grupos permanecen invisibles 13,5 días en la parte posterior del Sol, después de lo cual regresan al lugar del que partieron".

Aparentemente aquí hay un error, porque 13,5 x 2 = 27 y no 26.

 

Pero, como la Tierra se mueve alrededor del Sol a una velocidad de 29,8 km por segundo, vista desde nuestro planeta la rotación del Sol sobre su eje parece durar 27 días. ¡Ahí estaba! Al descubrirlo, se avanza un paso hacia la revelación del mayor enigma de la astronomía de la antigüedad: el número 27 estaba oculto en varios cálculos relativos al ciclo de las manchas solares. Si ignoramos esto, sencillamente no podemos imaginar ese número, pero, cuando encontramos el vínculo, con mucha rapidez se produce un estallido de relaciones posibles, simplemente porque ahora estamos un ciento por ciento seguros de que se puede emplear este número para descifrar. Comprenderán mi frustración, pues perdí más de un año intentando comprender esto. *

 


El pasado, pisado, pero detrás de todo esto había un significado. Los antiguos científicos no hicieron estas cosas de manera antojadiza; cada número importante oculta varios datos. Muchos  autores han medido las pirámides y las han reproducido con un software de construcción.  ¡Uno de los ángulos más frecuentes parecía ser de 27 grados!  Sobre esta base, tenía que ser posible recuperar los códigos. Sólo los esenciales, eso estaba claro.

 

Pero ¿dónde debía buscarlos? ... Sirio forma un ángulo de 27 grados con la Estrella Polar (tanta coincidencia no era posible). Sirio, por supuesto, era una estrella sumamente importante para los egipcios y, como el mensaje era decodificar. Tenía que ser algo sencillo. Las pirámides están allí como un homenaje a las víctimas de la catástrofe y debía de haber una relación con esto.

  1. Las pirámides de Gizeh forman un soberbio complejo arqueo-astronómico. Las esquinas son códigos ocultos que conducen a la solución del enigma de la civilización egipcia. Para ello, se necesita conocer el período entre las dos catástrofes y, a partir de allí, se pueden recuperar todos los números egipcios importantes.

  2. Siguiendo un razonamiento lógico es posible calcular una cosa tomando como base otra, lo que demuestra una relación innegable entre los mayas y los egipcios. Conocían el secreto de la Atlántida, como así también su forma de calcular lo que ocurrirá en 2012.

  3. Los números se pueden recuperar de muchas maneras, lo cual prueba la notable brillantez del programa de software que poseían. Las computadoras modernas no habrían podido elaborarlo mejor. Deben haber trabajado mucho tiempo en él.

  4. El ángulo de 27 grados revela una pista oculta que nos conduce a Sirio (estrella enormemente importante para los egipcios). Después de 1.461 años comenzó un nuevo ciclo sótico. El ángulo entre Sirio y la Estrella Polar es de 27 grados. Más aún, Sirio difiere 27 grados en la declinación de su posición real.

  5. Las manchas solares aparecen a 45 grados de latitud del ecuador. En el ecuador las manchas necesitan alrededor de 27 días para hacer un giro completo en torno al Sol. Al final del libro, usted podrá ver que el número 27 aparece muchas más veces.

  6. La decodificación del ciclo de las manchas solares maya es de importancia esencial! Juega un papel principal en muchos cálculos. 

Gracias a este descubrimiento, pudemos develar correlaciones más profundas. Lo que hasta aquí he señalado sobre este número, también se pueda hacer con otro: 576.


Cartel: 2012 carteles


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