Internet el invento de nuestras vidas
El 29 de octubre de 1969, un ordenador transmitió un mensaje a otro por primera vez. AT&T, la compañía que rechazó el invento, entraría en la historia junto al ejecutivo de Decca que pasó de los Beatles.
Cuando a principios de los años sesenta el ingeniero estadounidense Leonard Kleinrock documentó su visión de internet nadie quiso escucharle. Estaban equivocados. El 29 de octubre de 1969, el científico fue responsable de que un equipo de la Universidad de California en Los Ángeles (EE UU) "hablase" con otro de Stanford.
Antes, Kleinrock había llamado a la puerta del gigante de la telefonía AT&T, que reticente al principio terminó cediendo la infraestructura de red para el proyecto ARPANET, financiado por el Ejército de EE UU. De esta forma pudo llevarse a cabo su experimento. En AT&T "dijeron que no funcionaría", recordó. Pero su convicción de que los ordenadores estaban destinados a comunicarse iba a hacerse realidad tras un intento fallido. Hoy, 40 años después, los cibernautas celebran su perseverancia.
Comunicación personal
"Pensé que aquello iba a suceder entre un equipo y otro, no de persona a persona", dijo Kleinrock el pasado lunes, que no esperaba que aquel proyecto evolucionase hasta las redes sociales y al intercambio de contenidos a través de internet.
¿Y cuál es el futuro de una red que no cesa en su empeño de evolucionar? Para Kleinrock, internet aún es "un adolescente". "Se comporta de manera imprevisible, pero durante este tiempo ha provocado una gran satisfacción entre sus padres", añadió. Los pioneros de la red, que no son pocos, pueden sentirse orgullosos: más de mil millones de personas no conciben su existencia lejos del ciberespacio.
El 3 de julio de 1969, dos meses antes de que Internet viera la luz, UCLA emitió un comunicado de prensa en el que se anunciaba la inmediata puesta en funcionamiento de ARPANET. "En la actualidad, las redes de ordenadores están todavía en pañales, pero según vayan creciendo serán más sofisticadas y probablemente asistamos a la difusión de los 'servicios informáticos', que, al igual que en la actualidad ocurre con la electricidad y el teléfono, estarán presentes en los hogares y oficinas del país". Esto anticipó a la aparición de los servicios IP basados en la web, cómo la referencia a la electricidad y el teléfono se adelantó a la capacidad de conectarse en cualquier lugar a una red siempre disponible e "invisible" y cómo la observación sobre los hogares y las oficinas anticipó el acceso ubicuo. Lo que no fuimos capaces de prever es que mi madre se conectaría a Internet a sus 99 años; o sea, no se supo anticiparme al fuerte aspecto social que implica Internet y a su repercusión sobre todos los aspectos de nuestra sociedad.
1969 fue un año muy especial en él ocurrieron una serie de acontecimientos de gran importancia: Estados Unidos envió un hombre a la Luna, en una granja del Estado de Nueva York se celebró el festival de Woodstock, los New York Mets ganaron la Serie Mundial de béisbol, y nació Internet. Todos estos acontecimientos recibieron una amplia publicidad en todo el mundo, excepto la creación de Internet, que llegó sin avisar: no hubo grabadoras, ni cámaras ni cobertura mediática. Sin embargo, la repercusión de este acontecimiento se deja sentir ya en todos los aspectos de nuestras vidas.
El 2 de septiembre de 1969 se logró un gran hito: la conexión del IMP recientemente instalado en UCLA al host de esta universidad, un SDS Sigma-7. De esta forma se establecía el primer nodo de la incipiente red. Aquel día, el bebé que era Internet vio la luz por primera vez. En octubre, BBN instaló un segundo IMP en el Stanford Research Institute (Instituto de Investigación de Stanford, SRI por sus siglas en inglés) en Menlo Park, California, después de lo cual se conectó el primer enlace de alta velocidad y unió esos dos IMP a una velocidad de 50 kbps (lo cual por aquel entonces se trataba de una velocidad asombrosa). Un poco más adelante, en el mes de octubre, el SRI conectó su host DEC 940 a su IMP.
El próximo acontecimiento fue el envío del primer mensaje de host a host por Internet desde UCLA, que hizo que el bebé Internet balbuceara sus primeras palabras. Esto sucedió a las diez y media de la noche del 29 de octubre de 1969, cuando Charlie Kline, conecto al host del SRI desde el host de UCLA. El procedimiento consistía en escribir "log" con el sistema en la configuración del SRI con el fin de que éste fuera capaz de completar el resto del comando, esto es, añadir "in" para formar la palabra inglesa "login" (iniciar sesión). Charlie y Bill Duvall, el programador del SRI, estaban conectados telefónicamente a fin de comunicarse verbalmente según se transmitía el mensaje. En UCLA escribimos la "l" y le preguntamos al SRI si la habían recibido; "Tenemos la 'l'", respondieron. A continuación escribimos la "o" y les preguntamos si la habían recibido. "Tenemos la 'o'". Entonces UCLA escribió la "g" y preguntó si la habían recibido, ¡pero el sistema se cayó! Mal empezábamos. Pero el segundo intento funcionó. Así que el primer mensaje enviado por Internet se cayó, pero para ser precisos se trató de una palabra profética "lo", como en la expresión inglesa "lo and behold!" (expresión arcaica equivalente a "¡alabado sea Dios!").
UNA VISIÓN DEL FUTURO FLEXIBLE
A medida que nos adentramos en el siglo XXI, vale la pena recordar las predicciones recogidas por el comunicado de prensa de UCLA en 1969. Ninguna de dichas visiones se ha cumplido totalmente aún, pero estamos en el buen camino.
En la propia predicción del comunicado de prensa de UCLA pueden distinguirse cinco elementos: que la tecnología de Internet estará en todas partes, siempre accesible, siempre conectada, que todo el mundo podrá conectarse desde cualquier lugar con cualquier dispositivo y en cualquier momento, y que será invisible. Internet casi hace pleno. Los tres primeros elementos los cumple al dedillo. Sin embargo, Internet, tal y como lo conocemos en la actualidad, no ha logrado aún los dos últimos elementos de aquella predicción, que son fundamentales no sólo para permitir que se creen otros tipos de servicios y aplicaciones de red completamente nuevos, sino también para conseguir la facilidad de uso y la disponibilidad asociadas a las aplicaciones de consumo auténticamente multimedia.
La clave del futuro de Internet es que la evolución no se está produciendo fundamentalmente en su estructura central, sino en los márgenes. Es en los márgenes donde están surgiendo la participación de los usuarios, las aplicaciones y los servicios flexibles y la innovación.
Uno de los motores más potentes del desarrollo en ese ámbito es el rápido crecimiento e implantación de las capacidades inalámbricas. A mi modo de ver en los próximos años, Internet atravesará cinco fases, algunas de ellas ya en camino de hacerse realidad, y todas ellas impulsadas por la implantación de la tecnología inalámbrica. Estas cinco fases son las que se describen a continuación.
COMPUTACIÓN NÓMADA
Hoy en día los usuarios viajan de lugar en lugar y a menudo se encuentran con variaciones importantes en la plataforma informática a la que tienen acceso, en la calidad de las impresoras y pantallas disponibles, en el dispositivo de comunicación empleado, así como en el ancho de banda disponible (incluido el caso, ahora común, de una desconexión total). La computación nómada tiene como objetivo crear un sistema que sea capaz de ofrecer al usuario un servicio de Internet libre de dificultades en cualquier dispositivo, lugar y momento. Cuando un usuario llega a un destino en el "extranjero", todo le resulta extraño. Nuestra tecnología nómada debe permitir a los usuarios acceder amigablemente a la red en este nuevo entorno.
El objetivo de la computación nómada es precisamente permitir a los usuarios y programas ser lo más eficientes posible, así como que se vean lo menos afectados posible por ese entorno de conectividad incierta y ubicaciones desconocidas. La "nomadicidad" consiste en dar la impresión de conectividad aunque el usuario esté desconectado, y facilitar de forma transparente el acceso a servicios de Internet en sus desplazamientos. Con este fin, se deben mejorar las infraestructuras, pero también es preciso que las aplicaciones sean accesibles de forma remota. Si bien es cierto que muchos de los factores que permiten la nomadicidad son independientes de la disponibilidad de elementos inalámbricos, uno de los componentes clave es la disponibilidad de un acceso inalámbrico que permite tanto una conexión sin ataduras como el acceso en un entorno móvil.
ESPACIOS Y REDES INTELIGENTES
Un espacio inteligente se refiere a pequeños dispositivos inteligentes embebidos en el mundo físico y conectados a Internet. En la actualidad, los usuarios ven el ciberespacio como si estuviera atrapado tras las pantallas de sus terminales. Pero la mayoría de los usuarios desconoce lo que sucede tras esa pantalla; es como si estuviera en otro mundo. Se acerca el momento en que Internet descienda al mundo real. La mayoría de los objetos de nuestro entorno físico estarán habilitados para conectarse a Internet a través de tecnología embebida.
Estos dispositivos embebidos interactuarán entre sí creando un espacio inteligente, dotando, a su vez, de inteligencia al entorno. Así, nuestro entorno inmediato adquirirá vida con esta tecnología embebida. Estará presente en paredes, suelos, en nuestras mesas, lámparas, ropa, gafas, neveras, coches, en las habitaciones de hotel, en nuestros relojes de pulsera, nuestros cinturones, uñas, y otras partes de nuestros cuerpos. Del mismo modo, tendremos una "red corporal" que conecte todos los dispositivos que portemos y se comunicará con las redes corporales de otros, así como con el resto del espacio inteligente en el que estaremos inmersos. Esta tecnología embebida estará compuesta por sensores, accionadores, lógica, memorias, procesadores, comunicadores, cámaras, micrófonos, altavoces, pantallas, etiquetas RFID (etiquetas de identificación por radiofrecuencia), entre otras cosas. Cuando entre en una habitación dotada de esta tecnología embebida (una habitación inteligente), la habitación sabrá que acabo de entrar. Podré conversar con la habitación en un lenguaje natural para pedirle información acerca de un tema determinado, y es posible que cuatro libros me respondan mostrando su índice de contenidos (y posiblemente uno de ellos me informará de que se encuentra en el despacho de mi colega, al otro lado del pasillo). La Web me presentará enlaces e información en un lenguaje natural, en vídeos, en imágenes, a través de pantallas incorporadas en gafas, con hologramas y con otras tecnologías de interfaces intuitivas orientadas a las personas.
Es evidente que el desarrollo de las comunicaciones inalámbricas es clave para muchos de los avances que acabo de describir. A medida que vayamos mejorando el ancho de banda y el alcance de nuestra infraestructura inalámbrica, podremos ir disfrutando de espacios cada vez más inteligentes. Uno de los campos de investigación más emocionantes es el del uso de enlaces inalámbricos de bajo consumo, corto-alcance y un ancho de banda muy grande que permitan una reutilización espacial del espectro más eficaz y eficiente.
COMPUTACIÓN UBICUA
La computación ubicua se refiere a la posibilidad acceder a servicios de Internet desde cualquier lugar. La primera tecnología que permitió disfrutar de acceso ubicuo a redes de datos, a pesar de ser una solución de baja velocidad, fue el módem de acceso telefónico. Después llegaron soluciones de mayor velocidad de acceso en forma de DSL a través de lo pares de cobre, los cable módems, accesos vía satélite, distintas tecnologías celulares (3G y sus variantes), WiFi, WiMax y la fibra.
Gracias a estas tecnologías, la computación ha ido más allá de sus límites. Hemos sido testigos de la proliferación de WiFi por todo el mundo, de un acceso móvil realmente ubicuo, de la aparición del ultra-wideband en varias carteras de productos, de la aparición de la radio cognitiva en nuestros estándares, de un mayor uso del RFID en la gestión de inventarios (entre otros ámbitos) y del avance de los protocolos IEEE Zigbee en las redes de sensores ubicuas de bajo coste, entre muchas más innovaciones.
CONVERGENCIA
En la actualidad, somos testigos de un avance espectacular de las plataformas portátiles convergentes que reúnen contenido, funciones y servicios.
Una persona que lleve un reloj digital, un mensáfono bidireccional con e-mail, un teléfono móvil, un reproductor de MP3, una PDA, una cámara, un GPS y un ordenador portátil llevará: ¡ocho pantallas, seis teclados, cinco altavoces, tres micrófonos, ocho relojes, ocho baterías, siete cargadores y cuatro dispositivos de comunicación! Esto es absurdo. Sería mucho mejor integrar todas las funciones en un único dispositivo, y de hecho hemos visto progresos importantes en este sentido. Así, el smart phone (teléfono inteligente) convergente de hoy en día ya contiene las siguientes funciones: teléfono móvil, mensajería, calendario, correo electrónico, acceso a Internet, cámara, reproductor de música, juegos, Bluetooth, Wi-Fi y auriculares inalámbricos. Las mejoras a corto y largo plazo incluirán, sin duda, una pantalla táctil, de gran tamaño y de alta resolución, un procesador potente, mucho espacio de almacenamiento, una batería con una duración considerable, un sistema intuitivo de introducción de datos, videoteléfono, reproductor de películas, televisión móvil, mapas por GPS, brújula, acelerómetro y una radio definida por software; todo esto en un dispositivo de bolsillo. Es previsible que los teléfonos móviles vayan evolucionando hasta convertirse en dispositivos de comunicación multifunción.
Pero todo esto tendrá un precio. Los teclados son cada vez más pequeños, pero mis dedos no. Las pantallas son cada vez más reducidas, y yo cada vez tengo la vista más cansada. Habrá que prestar más atención a la interfaz de usuario.
El dispositivo portátil emergente podrá utilizarse con distintos enfoques, según el usuario en cuestión. Desde el punto de vista tradicional, es un teléfono; desde el punto de vista de Hollywood, una TV minúscula; desde el punto de vista de Silicon Valley, un PDA; para la industria de los videojuegos, es una Gameboy. Pero lo cierto es que es un medio completamente nuevo. Para los usuarios, será la cuarta pantalla, después de la pantalla de cine, la de televisión y la del PC.
Alrededor de estos dispositivos convergentes ha surgido toda una variedad de nuevos servicios, como los tonos de llamada en espera, el streaming de música, las descargas de canciones completas, las descargas de video clips, las descargas de videos completos, los juegos de azar, las apuestas y los deportes, cada uno de los cuales supone una industria de miles de millones de dólares.
Ha surgido un segmento completo de aplicaciones y servicios en el ámbito de los servicios basados en la localización. Están los servicios de localización ya existentes: mapeo básico, búsqueda de direcciones y listados del tipo páginas amarillas. Pero hay otros servicios nuevos basados en la localización que incluyen servicios de mashup que permiten a los usuarios crear, etiquetar y anotar sus propios mapas. Existe la noción de un servicio pasivo basado en la localización que va enviando al usuario, mientras navega por un espacio físico, sugerencias como "éste es un restaurante de calidad" o "éste es el Ayuntamiento de la ciudad". Existen servicios basados en la localización más activos, en los que se entrega información temporal; por ejemplo, dejar una nota para nuestra pareja que le diga "compra leche aquí" o que avise de que ciertos "familiares o amigos están por la zona" o "está en cartel este interesante concierto en este auditorio"; también podría recibir un anuncio de una tienda que ofrezca un descuento en ese momento. Es probable que los teléfonos con cámara puedan leer códigos de barras o cupones directamente.
Pero no todo puede o deber converger en un único dispositivo. Ya estamos siendo testigos de ciertos signos de divergencia en una serie de dispositivos y ámbitos. Por ejemplo, no queremos el auricular Bluetooth en el dispositivo, sino situado cerca del oído. El marcapasos debemos llevarlo instalado en el propio cuerpo, no en el teléfono móvil. Además, hay que contar con los locos por la tecnología que prefieren llevar todo integrado en el cinturón. Están empezando a aparecer en los supermercados carros de la compra inteligentes que llevan integrada su pantalla inteligente. Se están diseñando y construyendo habitaciones inteligentes con que integran funciones avanzadas distribuidas a lo largo de la habitación y en nuestra oficina o en nuestro hogar. En nuestros automóviles y otros vehículos se están implantando dispositivos inteligentes que ofrecen de servicios avanzados e integrados; pero claro, uno no espera que todos esos servicios estén integrados en un dispositivo de bolsillo.
AGENTES INTELIGENTES
A medida que la tecnología de agentes inteligentes vaya madurando, se irán implantando en toda la red. Estos agentes inteligentes son módulos autónomos de software con la función de extraer datos, trabajar sobre ellos, observar tendencias, realizar tareas de forma dinámica y adaptarse al entorno. Con este fin se están desarrollando -e incluso implantando- una serie de tecnologías que incluyen estas funciones. De hecho, hemos visto ejemplos en la industria financiera, en los motores de búsqueda, en los botnets y en las redes P2P, entre otros. A medida que tengan más capacidad, es probable que estos agentes generen un tráfico considerable y ofrezcan más funciones para admitir toda una serie de aplicaciones.
CONCLUSIÓN
El auge de las redes ad hoc, de las redes de sensores, la computación nómada, las tecnologías embebidas, los espacios inteligentes, el acceso ubicuo, la convergencia de contenidos, funciones y servicios, y la implantación de agentes inteligentes permitirá al ciberespacio adentrarse en nuestro mundo físico, dotarnos de acceso en cualquier lugar y revelar nuevas perspectivas y oportunidades. La desaparición de estas tecnologías en la infraestructura (como le ha sucedido a la electricidad) apunta a que estas tecnologías se integrarán en sistemas globales que cubran nuestras necesidades de información y de toma de decisiones de forma adaptable y dinámica.
Salvo en lo antes expuesto acerca de los servicios y aplicaciones convergentes, mucho de lo que aquí se ha descrito es infraestructura, y la infraestructura es mucho más fácil de predecir que las aplicaciones y los servicios. De hecho, si hacemos una retrospectiva de la historia de Internet, veremos que han sido las aplicaciones y los servicios los que nos han sorprendido, surgiendo de la nada de forma completamente imprevisible. Algunos ejemplos son el correo electrónico, la World Wide Web, las redes P2P para el intercambio de archivos, las redes sociales, los blogs o la generación e intercambio de fotos y vídeos, entre un largo etcétera. Podemos predecir sin riesgo a equivocarnos que seguiremos sorprendiéndonos con la súbita aparición y explosión de aplicaciones y servicios insospechados hasta ahora.
De hecho, en mi mente, hemos alcanzado un punto de no retorno en el siguiente sentido. Hasta hace poco, nuestra infraestructura de redes era el motor de creación de nuevas aplicaciones y servicios. A medida que la capacidad de nuestra tecnología aumentaba, las aplicaciones le iban a la zaga. Aumentó el ancho de banda, se crearon plataformas y medios de almacenamiento más pequeños y más baratos, pantallas mejores, acceso inalámbrico en todas partes, etc., y las aplicaciones empezaron a explotar toda esa oferta. Pero a su vez las aplicaciones estaban constreñidas por los límites de nuestra tecnología, y sólo mejoraban al hacerlo ésta; es decir, la tecnología marcaba el ritmo de las aplicaciones. En cambio, ahora hemos llegado a un punto de no retorno en el que las aplicaciones están tomando la delantera. Son las aplicaciones (y los servicios) los que están empujando y guiando a la tecnología, que está intentando ponerse al nivel de las exigencias, cada vez mayores, de dichas aplicaciones. Se ha producido una inversión total de papeles. Es muy probable que se trate del nuevo motor del futuro y que ofrezca un nivel considerable de flexibilidad e imprevisibilidad.
Recientemente, David Reet, del MIT, observó otra tendencia. Señaló que en el pasado la red era el centro y el usuario debía pensar en formas de conectarse y encajar en la tecnología, aplicaciones y servicios de una red global. Reed señala que ese modo de pensar ha cambiado: que ahora el usuario piensa en un entorno en el que él está en el centro. Los usuarios son el núcleo de sus redes personales dinámicas y son ellos los que se expanden para incluir exclusivamente a aquellas redes de aplicaciones, servicios y grupos de afinidad con los que interactúan.
En mi visión del futuro flexible de Internet, veo a los usuarios accediendo a la red no sólo desde el ordenador de su trabajo, sino también en cualquier momento y desde cualquier lugar, tengan el dispositivo que tengan, sin ataduras, de forma segura, y con un ancho de banda suficiente. Habrá pequeños dispositivos integrados ubicuamente en el mundo físico, que ofrecerán las funcionalidades de accionadores, sensores, lógica, memorias, procesamiento, comunicadores, cámaras, micrófonos, altavoces, pantallas, etiquetas RFID, etc. Habrá agentes inteligentes implantados por toda la red, cuya función será la de extraer datos, trabajar sobre ellos, observar tendencias, realizar tareas de forma dinámica y adaptarse al entorno. Habrá un aumento considerable en el tráfico de red generado, no tanto por la acción de los usuarios, sino por los dispositivos integrados y los agentes inteligentes. Habrá grandes colecciones de sistemas auto-organizados que controlarán redes inmensas y rápidas. Cantidades ingentes de información se transmitirán por las redes de forma instantánea y al tiempo serán objeto de un procesamiento exhaustivo para alimentar los sistemas de control y de soporte a la toma de decisiones que nuestra sociedad haya establecido. Internet será básicamente una infraestructura invisible que hará las veces de sistema nervioso global de las personas y los procesos de este planeta: LA NOOSFERA DEL SIGLO XXI....
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