Estamos habituados a ver que el Sol nace por el Este. El 21 de marzo, primer día de la primavera en el hesmiferio norte, el Sol se encuentra siempre en el mismo sitio, tanto en altura como en latitud; nace en el mismo lugar del horizonte y llega a su punto de máxima altura también en el mismo lugar.
Después de eso, nada fue igual. Esta alucinante frase proviene del Libro Egipcio de los Muertos:
"Puse el Sol en un nuevo horizonte". : después de que la corteza terrestre se corrió, el Sol se elevó en otro lugar del horizonte. Si se tiene en mente esto, todos comprenderán esta extraordinaria frase. Quien vive en Suecia, sabrá que en verano el Sol casi no se oculta y que su luz brilla todo el día (el famoso sol de medianoche). En el ecuador, la historia es totalmente diferente; allí, el Sol "se acuesta temprano" y en pocos minutos desaparece por completo. Los turistas que visitan islas exóticas lo saben muy bien: en un instante hay resplandeciente luz de día y al siguiente una repentina oscuridad.
Es como si el fin de los tiempos hubiera sobrevenido tan rápido como un relámpago. Imagínese ahora que vive en Inglaterra y que, de repente, se produce un deslizamiento de la corteza terrestre; de improviso, su ciudad es trasladada a regiones tropicales a miles de kilómetros de distancia.
Para todo aquel que sobreviva, será evidente que el Sol saldrá y se pondrá en un lugar completamente diferente. No es necesario ser astrónomo para probarlo. Al igual que en los trópicos, el Sol aparecerá en otro punto, permanecerá a mayor altura en el cielo, brillará más intensamente y se ocultará mucho más rápido.
Bueno, esto es sólo una parte de la historia.
En su informe sobre Egipto, Heródoto escribió una nota marginal sumamente enigmática. Literalmente dice que los egipcios le habían asegurado "que el Sol nació dos veces en donde ahora se oculta".
Hasta ahora los científicos han ignorado este sorprendente comentario y se distancian de él lacónicamente. Muchos escritores han investigado en vano posibles explicaciones, pero la famosa cita del segundo libro de Heródoto sigue poniendo a prueba la sabiduría de los comentaristas. Por supuesto que usted puede cuestionar la credibilidad de las afirmaciones de los sacerdotes; tiene todo el derecho de hacerlo. También se puede poner en duda la exactitud de la trascripción de Heródoto.
Aun así, ello no aclarará las cosas pues un escritor latino, Pomponio Mela, escribió en el primer siglo lo siguiente:
"En los auténticos anales de los egipcios se puede leer que el curso de las estrellas ha cambiado de dirección en cuatro oportunidades, y que el Sol se puso dos veces en donde ahora nace"
(De situ orhis: 9,8).
Aquí, Mela corrobora lo que escribió Heródoto. ¡No sólo el Sol sino también las estrellas cambiaron la dirección de sus trayectorias! Cuando pensamos en esto, se produce un nuevo código. En lugar de aparecer en el Este, lo hizo en el Oeste y viceversa.
Por lo tanto, el código de los egipcios tiene un doble significado. No sólo la altura en la que el Sol nacía era diferente, ¡sino también la dirección en que se movía!
En el Papiro de Ipuwer se establece lo siguiente: "La Tierra gira como una rueda de alfarero".
Y el Papiro de Harris apunta: "Si el Sur se transforma en el Norte, fuego y agua arrasarán la Tierra mientras da vueltas".
No puede retratarse una catástrofe con mayor claridad. Esta clase de advertencia prueba que el campo magnético de la Tierra se invirtió. Por supuesto, esto requiere una explicación más profunda.
Cuando el Este se vuelve Oeste
Todos saben que la Tierra gira alrededor del Sol y que éste no se mueve. La rotación de la Tierra es la causa de su aparente movimiento. ¿Cómo es posible qué el Sol aparezca de repente del otro lado?
Bueno, la explicación es sencilla, pero primero echemos otra mirada atenta al movimiento de la Tierra; ésta se desplaza en dirección contraria a la del nacimiento del Sol.
Las direcciones del mundo acompañadas de sus correspondientes colores,
según los científicos mayas.
En un sentido práctico, quiere decir que su movimiento es opuesto al de las agujas del reloj, es decir, de Oeste a Este. A modo de ilustración para sí mismo, trace un movimiento circular con su mano.
Comience en el punto en que el sol se pone y encontrará el sol con su mano, de derecha a izquierda. Interrumpa la lectura e inténtelo porque sólo así, mediante este simple mecanismo, advertirá que el Sol nace en el Este y se pone por el Oeste. Ahora procure imaginar la misma situación durante la catástrofe. Los polos se invierten.
Y, por supuesto, aquí se encuentra la explicación de la misteriosa cita de Heródoto: ¡la conversión del Polo Norte en Polo Sur significa que el interior de la Tierra gira en la dirección contraria! ... La corteza externa, desde luego, tiene que acompañar este movimiento y no lo hace sin protestar. Debido a la inversión, las áreas terrestres se desmoronarán, y titánicos terremotos y olas gigantes atormentarán a toda la Tierra. Algunos continentes se hundirán, mientras que otros se elevarán. No podemos imaginar una pesadilla peor. Después de que los elementos se calmen, en un 2012 será evidente que la Tierra habrá invertido la rotación, pasando a girar en el sentido de las agujas del reloj, de izquierda a derecha.
En tiempos pasados, esto era al revés. En los Ancient Records of Egipt, Part III [Antiguos Archivos de Egipto, III Parte], de Breasted, las inscripciones inequívocamente explican lo siguiente: "Ella, Harakhte, nace en el Oeste". ... Harakhte es el nombre egipcio para el Sol en el Oeste. Los hechos astronómicos de la tumba de Senmut, el arquitecto de la reina Hatshepsut, prueban que ésta es la traducción correcta. No lejos del Valle de los Reyes, Hatshepsut construyó el templo mundialmente famoso donde su arquitecto estaba pintado en los nichos del corredor central.
La tumba de Senmut está situada al norte del camino que conduce al templo. La composición arquitectónica de éste es en extremo impresionante; incluye una sucesión de terrazas y portales alargados, que se recortan bellamente contra la falda vertical de la montaña; la escalera que lleva a una terraza se encuentra cerrada por un doble pórtico. La esquina noroeste del edificio está dedicada a Anubis - el dios con cabeza de perro -, que supervisaba las momificaciones.
Su figura está pintada en las paredes del vestíbulo de doce pilares. En el centro de la pared del fondo hay un corredor pequeño abovedado que conduce a los santuarios. En un nivel más alto del edificio hay una terraza cuyo patio tiene un altar solar cuadrado que mira al Norte, lo que prueba que los egipcios eran "adoradores del Sol".
Teniendo en cuenta el papel principal que ocupó el Sol durante los catastróficos acontecimientos que llevaron a la inversión de los polos, esto es bastante lógico y nos trae de regreso a la tumba del arquitecto de este edificio. El templo mantiene un secreto bien guardado desde tiempos antiguos. En el cielo raso hay un panel que muestra el hemisferio sur del cielo.
Podemos pensar que eso no tiene nada de especial, hasta que lo estudiamos con un poco más de atención. Los signos del zodíaco y otros signos astrales no están pintados tal como hoy los conocemos, sino que aparecen con una orientación invertida. El grupo Orión-Sirio ocupa el centro del panel sur del cielo raso de Senmut; sin embargo, aquí Orión está en el lado occidental en vez de estar del lado oriental de Sirio, como si fuera una imagen especular...... Para los astrónomos, esto es una locura total.
En The Astronomical Ceiling Decoration in the Tomb of Senmut [La decoración astronómica del cielo raso de la tumba de Senmut], A. Pogo escribe lo siguiente: "El panel sur está orientado de tal forma que quien se encuentra en la tumba y desee mirarlo tiene que alzar la cabeza y mirar al Norte, no al Sur". Otros astrónomos también están desconcertados y se preguntan por qué los egipcios lo hicieron así, pues lo encuentran completamente ilógico ya que con la orientación de la imagen especular parece que Orion se mueve hacia el Este, es decir, en la dirección equivocada.
Sin embargo, Heródoto dio una explicación convincente y todavía hay otra. Para los egipcios, Orión era el sistema estelar más importante y colocarlo fuera de su lugar debía haber significado una blasfemia, razón por la cual tenemos que encontrar la explicación en su religión. Todos los eventos que ocurrieron durante la catástrofe precedente ocupan un lugar especial: Después del inmenso cataclismo, los polos se invirtieron; el Sur se transformó en el Norte, lo que implica que el Este y el Oeste también se intercambiaron, y aquí encontramos la motivación que inspiró al arquitecto.
Al colocar a Orión en una posición invertida, mostró que se había producido una inversión de los polos y que las direcciones del viento habían cambiado; más claro no pudo haber sido. Mientras tanto, también hemos aprendido que las pirámides de Gizeh fueron ubicadas según la constelación de Orion y, para asombro de todos, ¡vistas desde el cielo, ellas también forman una imagen especular!
Orión ocupaba la posición de código astronómico durante el año de la previa inversión de la Tierra: Venus hizo una curva de retroceso planetario sobre Orión y, después de ello, intensos terremotos y estallidos volcánicos atormentaron a Aha-Men-Ptah. Esa curva de retroceso de Venus sobre Orión ilustra la inversión del campo magnético de la Tierra. Este castigo que lo destruyó todo fue un acto de furia de Ptah - el dios todopoderoso -por haber sido desobedecido.
En El Político, Platón escribió: "En ese tiempo, se producirá en todas partes una enorme extinción de animales y sólo sobrevivirá una pequeña parte de la humanidad". .. Que ésta sea una advertencia para todos los que no creen en el poder de predicción de la profecía de Orion.
En el Libro Egipcio de los Muertos se menciona que la posición de código de Venus sobre Orión durante el cataclismo precedente transmite una advertencia: cuando Venus llegue a una posición similar, el fin estará próximo.
La inversión no es un fenómeno afable, digámoslo con claridad. Todas las civilizaciones del mundo poseen mitos y leyendas que describen lo horrible que fue. Los chinos y los hindúes, como así también los mayas, tienen otras numerosas historias sobre eventos devastadores de nuestro planeta. Según el relato cosmogónico de los lapones, casi todos los seres humanos murieron cuando los huracanes y un inmenso maremoto abrumaron al mundo: "El centro mismo de la Tierra temblaba. Las capas superiores habían desaparecido. Mucha gente fue sepultada y murió. Y Jubmel. el Señor del Cielo, envió su terrible enojo en forma de serpientes de fuego, rojas, azules y verdes. La gente se cubría los rostros y los niños gritaban de miedo".
El dios airado dijo:
"Daré vuelta al mundo de arriba abajo. Me ocuparé de que el mar se convierta en una pared montañosa, que arrojaré sobre ustedes, malvados hijos de la Tierra".
Esta descripción narra exactamente lo que sucedió durante la inversión de los polos precedente: terremotos, montañas que se elevaron y hundieron, rayos, una pared de agua, el Sol que desapareció, y así sucesivamente. Estos espantosos hechos dejaron una impresión profunda en los pocos sobrevivientes. Habían sido espectadores desesperados, que observaban impotentes mientras se acumulaban inconmensurables mareas y la Tierra se volvía un enorme campo de batalla. Al mismo tiempo, el cielo mostraba un enorme espectáculo: estrellas y planetas cambiaban de improviso su curso, y la Luna y el Sol se sacudían.
A causa de las luces polares, irradiadas por las tormentas de Sol, parecía como si la atmósfera ardiera en llamas. La inversión de los polos es tan devastadora y atemorizante que, en pocas palabras, el temor más indescriptible no es tan horrible si se lo compara con esta pesadilla. Por eso en el mundo entero hay tantas tradiciones escritas en las que se describe un cataclismo mundial.
Períodos de tiempo zodiacal invertido
Comprendemos muy bien que este tipo de catástrofe es colosal, pero ¿cuáles serán las consecuencias reales? ¿Cómo es posible describir científicamente el movimiento del Sol después de cada inversión de los polos?
¡El Sol no sólo se levantó en otra dirección, sino que también la Tierra alcanzó otra era! Y esto se produjo como consecuencia de que su corteza se deslizó sobre el núcleo al comenzar éste a girar en sentido opuesto. Una solución complicada aunque lógica.
Pero ¿cómo se lo comunicamos a nuestros descendientes? ¿Con qué medios es posible explicarles adecuadamente esto sin causar confusión?
Y aquí nos topamos con la obra maestra de este antiguo culto de sabiduría: el curso del zodíaco. Éste oculta los únicos códigos astronómicos posibles que describen o indican con precisión los diferentes cambios que pueden esperarse.
Ellos son:
En primer lugar, el zodíaco describe un período exacto de tiempo: su calendario cuenta los años que el Polo Norte necesita para completar un círculo: 25.920. en total. En el transcurso de ese tiempo, el verdadero Norte se moverá paso a paso a través de las diferentes eras. Esto tiene validez universal y puede compartirse con las generaciones venideras, a pesar de que nos separe un período muy largo.
Por ejemplo, podemos determinar que en el año de aquella era la Tierra soportó una catástrofe; podemos otorgarle a esto una implicación profética. Y esto servirá para nuestro propósito, no por su fondo esotérico sino por el trasfondo científico para el que fue diseñado.
En segundo lugar, el zodíaco es la señal de un cambio en el movimiento del Sol. Debido a que después del desastre precedente éste salió del otro lado del mundo, la Tierra comenzó a cruzar las eras zodiacales con secuencia invertida. Esto es absolutamente comprensible. Además arroja nueva luz sobre el uso del zodíaco.
Los indicios son contundentes e implican al mismo tiempo una advertencia para nosotros: ha sucedido muchas veces con anterioridad y volverá a ocurrir innumerables veces.
En tercer lugar, el zodíaco contiene una señal exacta del cambio de la precesión. El zodíaco fue perturbado en su totalidad tras cada desastre precedente. Más aún, por la catástrofe del año 21312 a.C. , la Tierra fue a parar a otra era zodiacal a través de un cambio repentino de 72 grados. ¡El calendario volvió a comenzar a partir de ese punto!
La catástrofe del año 9792 a.C. fue la más grande y, de allí en adelante, el curso del zodíaco se invirtió, prueba de una inversión de los polos.
Sin embargo, bastante curiosamente, y después de mucho andar a la deriva la Tierra se detuvo en la misma era, pero un poco más adelante. A qué era seremos catapultados esta vez es pura conjetura, pero es matemáticamente cierto que entrañará una enorme catástrofe. Cuanto más largo es el período que media entre las colisiones, más poderosas serán las fuerzas contenidas y sus descargas.
Por esa razón el zodíaco era "sagrado" para los egipcios: les recordaba la manera en que las catástrofes recurrentes podían afectar a la Tierra y específicamente a su civilización. Eran felices cuando llegaban a una nueva era sin que hubiera habido destrucción, y entonces honraban a su dios Ptah con construcciones espectaculares; las numerosas esfinges de las Eras de Tauro y Aries son ejemplos contundentes de ello.
El monumento espiritual más grande que nos legaron, la Esfinge, también señala la catástrofe precedente que destruyó por completo su tierra de origen. En el año 9792 a.C. - en la Era del León - su patria, Aha-Men-Ptah, se hundió en un día y una noche en las aguas tempestuosas y finalmente fue cubierta por hielo. En la actualidad, esta civilización hace largo tiempo perdida yace bajo toneladas de hielo en el Polo Sur.
Por esta razón no hallamos sus edificios y los científicos dudan de los relatos que giran en torno a este tema. Por la misma razón tampoco toman en serio la catástrofe venidera. Sin embargo, si estudiaran los antecedentes científicos del zodíaco con más atención, su escepticismo pronto se transformaría en temor. La astronomía y especialmente la teoría del ciclo de las manchas solares de los mayas y de los antiguos egipcios con toda seguridad les provocarían estupor.
Nuestros ancestros nos advirtieron mediante mensajes cifrados conocían los mecanismos que se ocultaban detrás de los cambios atmosféricos y terráqueos más grandes. Con precisión incomparable siguieron el zodíaco, lo pintaron y calcularon la fecha de la catástrofe precedente, para asegurar su conocimiento sobre esto.
Después de miles de años de observaciones, los ancestros de los mayas y de los antiguos egipcios
hicieron un amplio uso de cifras astronómicas increíblemente exactas.
Hicieron escrupulosos cálculos relacionados con las posiciones planetarias.
Estas inversiones de los polos se pueden probar con la ayuda de rocas pirogénicas. Los datos geológicos muestran que las inversiones se produjeron incontables veces en el pasado, pero los científicos aún no tienen ni la menor idea sobre el mecanismo que los causa.
Para ellos continúa siendo un enigma por qué los polos precedentes se hallaban en diversos lugares; hace mucho tiempo, por ejemplo, el punto central del Polo Norte se encontraba en China y, en otro momento, en Madagascar. La lava solidificada que presenta un magnetismo inverso, cientos de miles de veces más fuerte que el campo magnético de la Tierra, así lo prueba; revela también el carácter de los poderes que estaban en actividad en aquel momento, ya que se encuentran extensas corrientes de lava dondequiera que se puedan detectar las polaridades invertidas.
Los enigmas con los que se enfrentan astrónomos, geólogos, físicos y ele-más se pueden resolver en una sola instancia con las teorías catastróficas de los antiguos egipcios y mayas.
Ellos sabían que cuando el haz de un rayo impacta con un imán, los polos se invierten. Los rayos de luz del Sol - o, dicho de manera científica, las tormentas solares - también pueden provocar ese fenómeno en la Tierra pues, a fin de cuentas, ésta es un gran imán. En el instante en que las partículas ionizadas de una tormenta solar se abran paso hasta llegar a los polos, se producirá un gigantesco cortocircuito. Del mismo modo que en un imán común, el Polo Norte magnético permutará su lugar con el Polo Sur magnético.
La Tierra comenzará a girar en sentido contrario, con catastróficas consecuencias para la humanidad, como lo prueba abundantemente la polarización invertida del magma enfriado encontrado por los geólogos. Por esta razón los mayas y los antiguos egipcios temían tanto este fenómeno. Sabían que, si la Tierra volviera a hacer un cortocircuito, su núcleo se invertiría de improviso, al tiempo que un terremoto colosal la haría temblar.
El zodíaco de Dendera prueba de un modo más que claro
el conocimiento astronómico de los antiguos egipcios.
Todo - seres humanos, animales, árboles, edificios, etc. - sería reducido a pedazos. Algunas partes de la Tierra descenderían y otras ascenderían, provocando fallas y-grietas. La lava correría por la tierra resquebrajada ejerciendo su efecto destructivo sobre la vida; luego, la corteza exterior de la Tierra se quebraría y se desplazaría miles de kilómetros en tan sólo un par de horas.
Las estrellas desaparecerían y el cielo se desplomaría; ciclones y huracanes azotarían a la Tierra trayendo consigo destrucciones masivas. Más tarde, debido a las fuerzas inerciales, los mares entrarían en colisión con los continentes, arrastrando rocas, arena y animales marinos, y entonces, mientras los habitantes tratan de escapar, vastas partes de tierra resbalarían bajo las salvajes aguas arrastrando a la gente petrificada. La catástrofe sería cada vez mayor y los últimos sobrevivientes intentarían desesperadamente encontrar un lugar seguro.
Sin embargo, sólo a unos pocos se les garantizaría la supervivencia porque la Tierra, con sus lagos inclinados, terrenos que se hunden, fuegos sofocantes, volcanes enfurecidos, vientos huracanados y colosales terremotos, arrastraría consigo casi todo lo que reste de animales y seres humanos. Al mismo tiempo, los enormes logros de la civilización actual desaparecerían por completo y casas, templos y bibliotecas serían destruidos en un mar de agua. Los equipos de comunicación se anularían y las reservas de comida y energía se destruirían; en resumen, no quedaría nada, excepto descomunales ruinas.
Sólo en un día, unas regiones de la Tierra pasarían a tener clima polar, en tanto que las regiones que actualmente tienen clima polar serían catapultadas a climas mucho más cálidos.
Debido a que los sacerdotes de este antiguo culto estudiaron con atención el Sol, tal vez hayan visto con nitidez las dos inversiones interrumpidas previas. Nadie habría podido dejar de ver una actividad tan intensificada. Teniendo esta fórmula teórica a su disposición, lo único que debían hacer era proyectar los datos en el futuro para calcular el siguiente punto.
Y así es como pudieron calcular la fecha exacta, ¡prediciendo el fin de su propia civilización en 9792 a.C.!
Junto con la inversión de los polos terrestres, enormes terremotos,
estallidos volcánicos y tormentas asolarán la superficie de la Tierra
Durante estos apocalípticos eventos, casi toda la humanidad perecerá.
Estaban completamente convencidos de que estaría acompañado de una temible cantidad de violencia cósmica. Después de todo, la tercera inversión coincide con la normal de un ciclo de manchas solares. ¡Ello implica que las fuerzas están amplificadas muchas veces, en lugar de interferirse! Tal vez de ahí provenga la expresión "la tercera es la vencida".
Miles de años después, los descendientes de este culto de sabiduría calcularon la próxima inversión polar del año 2012, pero, debido a que todo este conocimiento superior se ha perdido, no nos ha llegado una advertencia oficial de que avanzamos ciegamente hacia nuestro fin.
Por más desarrollada que sea nuestra tecnología, la inversión de los polos nos llevará a la pérdida de todo nuestro conocimiento: el Armagedón, el definitivo fin de la humanidad.
Teóricamente, transcurridos 1.924 años se puede ver una primera desviación en el décimo ciclo largo de las manchas solares, lo que podría provocar un aumento de la actividad solar. Una vez duplicado este período (3.848 años), la desviación es clara. Implica la inversión del campo magnético. Debido a que ésta tiene lugar después de dos tercios (66,6%) de un ciclo de manchas solares de 11.567 años, no involucra una inversión feroz ni siquiera una inversión interrumpida.
Lo mismo se puede decir respecto del siguiente cambio. No es sino hasta la tercera inversión cuando podemos hablar de un cambio que todo lo arrasa, porque entonces coincidirá con la inversión del correspondiente ciclo de las manchas solares. En ese momento, la energía del Sol aumentará la fuerza de su radiación y enviará una gigantesca nube de plasma hacia la Tierra.
Este cataclismo universal, y sólo él, puede explicar, en un paso,
decenas de enigmas actuales referidos a la física, la biología, la geología y demás
prueba también que el centro de los polos se puede situar en otros lugares de la Tierra y explica por qué se han encontrado restos de bosques tropicales en el Polo Sur
por qué hace doce mil años tantas especies, como el mamut y el tigre de dientes de sable, se extinguieron
por qué hace años grandes partes de Europa y de Estados Unidos se encontraban debajo de millones de toneladas de hielo
por qué se hallaron mamuts congelados, aún con comida en la boca, en Siberia
por qué se pueden rescatar esqueletos de ballenas en los montes Himalaya
por qué existen tantos mitos en todo el mundo que hablan de una enorme catástrofe que casi destruyó a la humanidad
En resumidas cuentas: con una teoría se responden muchas preguntas.
Todos estos hechos y los mensajes de los antiguos científicos nos proporcionan testimonios e informes oculares de las repetidas aniquilaciones polares. Sin embargo, estos importantísimos sucesos históricos son ignorados : Sorda y ciega, nuestra civilización encontrará su fin. Cualquiera que sea capaz de pensar con lógica entenderá de dónde provienen los "números sagrados" de los egipcios.
Descifrar la serie completa de los códigos de los mayas y del zodíaco egipcio es posible, pero únicamente si, para decodificarlas, estas obras maestras de los científicos de la antigüedad se toman en conjunto.
Para describir la teoría del ciclo de las manchas solares con un lenguaje matemático es necesario contar con una increíble cantidad de información de geometría espacial (por ejemplo, conocer el volumen y la superficie de las esferas), de cálculo de elipses, y disponer de un gran número de otras complejas habilidades matemáticas. Los papiros egipcios y el desciframiento del Códice Dresden prueban que ellos tenían esos conocimientos. Y, lo que es aún más importante, también conocían las ecuaciones integrales y diferenciales pues, de lo contrario, ¡es imposible calcular el ciclo de las manchas solares!
Es bastante lógico conjeturar que, al tener tanto conocimiento a su disposición, ¡conocían también las leyes de Kepler y Newton! En general, se pueden descubrir con muchos menos conocimientos.
Un culto de sabiduría olvidado
¿De dónde provenía ese conocimiento? Les llegaba de sus ancestros, los habitantes de Aha-Men-Ptah. El egiptólogo Albert Slosman tradujo la historia de los templos de Dendera, Edfú y Esna, lo que pemitio descifrar el Códice Dresden de los mayas. Esto proporcionó la seguridad absoluta de que la historia no era inventada y de que provenía de algo que el hombre había dejado en la noche de los tiempos; era el legado de una civilización perdida que había desparecido en un desastre catastrófico.
La pregunta clave ahora es la siguiente: ¿se puede recuperar parte de su herencia? La respuesta es "sí". Los artefactos en los que apoyaron sus mitos y sagradas escrituras se encuentran en el legendario Laberinto, según lo describió Herodoto.
También allí podemos encontrar las obras científicas en las que basaron su teoría del desastre; la recuperación de una pequeña parte de este saber provocará una revolución mundial. Revela el software del programa computacional que lleva a la fecha exactamente calculada del "fin de los tiempos", el definitivo Apocalipsis de la humanidad.
La conciencia de este "fin" fue la base de sus ambiciosos proyectos de imitación del cielo: reflejaron en el suelo lo que había sucedido en el cielo y lo que volvería a suceder. Ésta era la médula de la religión y del pensamiento espiritual de los mayas y antiguos egipcios. Ellos quisieron preservar a las siguientes generaciones del aniquilamiento total, de la pérdida total de sus conocimientos a causa del cortocircuito del magnetismo solar y su enorme tormenta, que provocará a su vez la inversión del campo magnético del Sol.
Su obsesión por entregar intacta esa información sobrevivió a lo largo de milenios, pero, por último, su pasmoso conocimiento acerca del corrimiento de los polos acabó por perderse, debido en particular a las guerras. Sin embargo, como nos dejaron muchos indicios claros es imposible continuar descartando su superioridad científica.
Ambas civilizaciones conocieron la precesión y el ciclo de las manchas solares, y las consecuencias fatales de una enorme desviación del campo magnético del Sol.
En sus códigos encontramos los mismos números: por ejemplo, el 72 y los de Venus, 576 y 584; si empleamos el período sinódico de Venus, conocido por los mayas, podemos confirmar la historia de la legendaria Atlántida. Llevando nuestro razonamiento un poco más allá, sobre la base de estos argumentos, podemos descifrar los calendarios mayas y el Códice Dresden.
Estas codificaciones conforman una prueba innegable de que la ciencia de los mayas y de los egipcios deriva de una fuente común. Hubo una vez un próspero país que, debido a un mayúsculo corrimiento de la corteza terrestre, ahora yace bajo el Polo Sur. Científicos expertos en astronomía, geometría y matemáticas fueron parte de él. Tras miles y miles de años de investigación, descubrieron una relación entre el campo magnético de la Tierra y el del Sol.
¿Estaremos a tiempo de extraer del Laberinto el conocimiento necesario?
Doscientos ocho años antes de la fecha fatídica, impulsaron a sus compatriotas para que se prepararan para iniciar el éxodo y los gobernantes de aquella época iniciaron un programa puntilloso para asegurar el escape; cientos de miles de indestructibles mandjits fueron construidos. A pesar de la incredulidad de mucha gente, el desastre fatal tuvo lugar en el día predicho tantos años antes. En el caos subsiguiente, murió gran parte de la humanidad. Sin embargo, miles de personas escaparon de la muerte y recomenzaron su culto de sabiduría en diferentes partes del mundo.
Gracias a ellos, hoy sabemos lo que nos aguarda.
Movilización o extinción total
Alrededor de unos 12.000 años después de la movilización precedente, ahora nos corresponde a nosotros. No existe nada más importante o urgente que esta tarea. Necesitamos informar a la humanidad con la mayor rapidez posible que el "fin" a menudo profetizado, realmente se encuentra muy cerca. Es preciso hacer una enorme cantidad de preparativos, acompañados de numerosos sacrificios. No somos importantes individualmente, sino que lo que interesa es la existencia continuada de la humanidad. Por lo tanto, debemos cerrar las plantas de energía nuclear en el momento en que llegue la fecha fatídica. La supervivencia será imposible si eso no sucede: moriremos como consecuencia ele un holocausto nuclear. Todos deberíamos saberlo, pero eso no es todo.
Desde 1915, la fenecida Unión Sovietica y su residual actual Rusia ha producido una enorme cantidad de armas químicas, dos tercios de las cuales contienen gases nerviosos. Es la concentración más importante del mundo y. de acuerdo con los químicos, ¡este arsenal sería capaz de matar casi 200.000 veces a la población mundial! Aquí no están incluidas las armas químicas acumuladas en otros países. Si estos stocks no se destruyen a tiempo, ¡serán liberados de golpe en 2012! por la gran tormenta solar esperada para ese momento de tiempo.
El misterio de la muerte y la posibilidad de la vida eterna fascinaron al mundo antiguo. Con ellos se relacionaba una ciencia de la inmortalidad. Así se desarrolló de manera completa una teoría exhaustiva que se basó en gran medida en cuestiones fundamentales acerca de la vida y de la muerte.
Ésta es una ilustración maya muy bien conocida,
que describe el corrimiento previo de los polos.
Podemos ver una pirámide que se desploma y un volcán que lanza lava,
mientras el suelo se hunde.
Muchos escaparon, tal como lo demuestra la figura en el barco.
En la actualidad, sólo de cuando en cuando conocemos gente que cree en un orden interior fundamentado en las revelaciones espirituales de las grandes religiones del pasado. Los egipcios derivaron su fuerza y capacidad operativa de su fe en Ptah (el Enki sumerio, en Roma conocido como Neptuno); para ellos, era un sistema útil de creencias porque les proporcionaba objetivos y reglas con los cuales podían construir intensas experiencias. La vida consistía en un servicio y todas las actividades estaban centradas en la vida que les aguardaba después de la muerte. Este sistema eficiente regía la totalidad de su existencia, le daba un propósito y los preservaba de las ideas confusas.
El conocimiento científico del ser humano y del universo les reveló la relación entre la humanidad y su destino; a través de su comprensión, tuvieron una visión superior de los orígenes de los mecanismos de control social, sus sentimientos, esperanzas y temores. Este sistema de creencias los impulsó hacia objetivos significativos de los cuales obtuvieron su fortaleza.
Conocieron las respuestas a preguntas como:
"¿Qué es el bien y qué es el mal?"
"¿Por qué vivimos?"
"¿Qué poderes rigen nuestras vidas?"
"¿Por qué existen ciclos en la naturaleza que anulan nuestras vidas?"
Y las expresaron en su cultura mediante sus mitos y construcciones. Nos corresponde a nosotros recuperar este conocimiento perdido hace mucho tiempo. Entonces, igual que ellos, podremos reconciliarnos con nuestro medio y con el significado de la vida. Este credo, cimentado en los ciclos catastróficos, reconoce las leyes de la naturaleza e impulsa nuestra energía espiritual hacia objetivos significativos porque se basa en una ciencia del hombre, del universo y del esperado "final".
Se desarrolla como si fuera una interpretación integral de todo conocimiento anterior relativo a la humanidad y a su ineludible destino. Es inútil conectar nuestros sueños y deseos con la naturaleza sin tener en mente sus leyes. Cuando reconozcamos los límites de nuestra civilización y su final inevitable, y aceptemos una vez más nuestro humilde lugar en el universo, podremos empezar a sentirnos como el hijo o la hija pródiga que por fin regresa a casa, después de errar durante años.
Si la humanidad reconcilia su objetivo con estos valores y experiencias, el problema de la vida se resolverá.
¿Un panorama idéntico?
Los últimos años de Aha-Men-Ptah , la que lllamo Platon ATLANTIDA habían transcurrido en medio del caos, a causa de la guerra civil. Antes de su estallido, la importación y la exportación ya se habían paralizado, porque toda la atención se había volcado en la tarea de construir mandjits, naves que no se hundían y que debían asegurar su supervivencia. Suele decirse que la historia se repite y, en verdad, hay alarmantes paralelos con nuestra situación actual.
En su libro The Path of the Pole [La senda del Polo], el profesor Charles Hapgood escribe: Todo investigador serio debe conseguir un gran mapa moderno de la Antártida, ya sea el que produjo National Geographic Society o el que preparó American Geographic Society, que es más elaborado y más moderno. En ese gran mapa debe seguir la costa, comparándola con el mapa de Oronteus Finaeus .... Estoy seguro de que llegará a la conclusión de que la concordancia entre los mapas antiguos y modernos está completamente más allá de toda probabilidad de coincidencia. Como un comentario final sobre esta extraordinaria evidencia, diré que aunque está comprobado que este mapa ya existía en 1531, no hubiera sido posible dibujar uno con semejante precisión en los tiempos modernos, hasta la invención del cronógrafo en el reino de Jorge III, alrededor del año 1780. Este instrumento primero hizo posible la determinación exacta de la longitud. Conclusión: el mapa es una evidencia de una adelantada civilización perdida.
Con este conocimiento y gracias a los Mandjits, los atlantes pudieron escapar al cataclismo; a ellos les deben sus vidas. Por eso el éxodo a través del mar seguía repercutiendo miles de años más tarde. A causa de esto, mucho después se construyeron enormes barcos de piedra y con las mismas exactas proporciones; algunos fueron descubiertos en Abusir y Saqqara, en el camino a Giza, con sus proas apuntando hacia el Oeste.
Oronteus Finaeus, mapa de la Antártida, Oronteus Finaeus de la Antártida
Los mapas que podemos admirar en varias bibliotecas del mundo revelan que los antiguos se manejaron con una cronología exacta. El mapa de Mercator, de 1569, proporciona un fiel retrato del aspecto que debían haber tenido las costas de la Antártica sin hielo. ¡Mercator debió haber fundamentado este mapa en documentos mucho más antiguos, anteriores al precedente corrimiento de los polos!
Esto significa que ese conocimiento heredado tal vez tenga unos 12.000 años. No podía crearse un mapa así sin una cronología estricta y un reloj relativamente exacto. La técnica requerida se apoya en el conocimiento de los meridianos.
En la historia moderna, sólo en el siglo XVIII ocurrió un avance decisivo, que fue la invención de un reloj que continuaba funcionando a pesar del movimiento del mar, el agua salada, calor y frío extremos, etc. Tras dos meses, al parecer, el cronómetro fabricado por el relojero inglés John Harrison atrasaba sólo cinco segundos; con él se podía determinar de forma adecuada el grado de longitud. El capitán Cook lo usó durante su segundo viaje e hizo un mapa del Océano Pacífico con una fidelidad impresionante. Los mapas de Cook con sus grados de longitud exactos pueden considerarse joyas de la cartografía moderna.
Merced a sus estrictas mediciones del tiempo, los atlantes navegaron por el océano.
La Atlántida aparece en el centro de este mapa.
Ella representaba, por decirlo así, "el ombligo" de la Tierra hacen mas de 15000 años .
Demuestran que es necesario no sólo ser un buen matemático para dibujar las coordenadas en escala, sino también contar con un empleo de un cronómetro de alto nivel. Esto, por supuesto, requiere una petición de principio: ¿dónde encontraron los científicos, hace miles de años, su conocimiento acerca de la Tierra? ..... Si aplicamos un razonamiento lógico, debemos aceptar la siguiente respuesta: fueron exploradores muy desarrollados, matemáticos brillantes y disponían de cronómetros de alta calidad. De otra manera es imposible explicar la forma en que estos mapas tan antiguos representan los grados de longitud y latitud con moderna escrupulosidad.
Habrá que modificar series enteras de libros; la historia de las matemáticas, así como la de la astronomía, se verán bajo una luz completamente diferente.
Una civilización muy desarrollada -que gobernó la Tierra hace mucho tiempo- fue capaz de hacer cálculos muy extensos de las órbitas planetarias, no sólo de la Tierra, sino también de Venus y de otros planetas. Aunque era imposible verlo desde la Tierra, también pudieron obtener un valor exacto para la velocidad del campo polar del Sol.
Su perfección superaba a la nuestra, pues el error que cometieron, en la práctica apenas existe. Y ello no sólo es fascinante, sino también alarmante. Debido a que pudieron contar tan bien, llegaron a determinar la posición de la Tierra alrededor del Sol en un lugar, con miles de años de anticipación. Sus cómputos fueron tan justos que, 12,000 años antes, pudieron predecir un acontecimiento solar o planetario considerando casi hasta los segundos.
Convirtieron todo en códigos y en números sagrados, razón por la cual los actuales investigadores todavía permanecen en la ignorancia. Para determinar la órbita de la Tierra alrededor del Sol., ¡usaron tres números de aproximación! Esto produce desconcierto, y no es difícil ver cómo desorientaron a los científicos, quienes describen la astronomía Maya como "avanzada" cuando, en realidad, debería haber sido evaluada como "superbrillante". Es infinitamente más difícil escribir un complicado programa que emplea números aproximados que encontrar los números reales. ¡Y el descubrimiento de los números reales es en sí mismo una proeza extraordinariamente osada!
Los mayas, los egipcios y los atlantes conocieron el número 0 y usaron cifras decimales exactas. Ni los griegos ni los romanos alcanzaron estos logros. En el siglo VII de nuestra era, los árabes descubrieron el 0 gracias a una obra de astronomía de Indonesia y lo introdujeron en España recién en el siglo XII. Pasarían más de dos siglos antes de que toda Europa pudiera usarlos. Esto hace que el conocimiento de los mayas, los antiguos egipcios y los atlantes sea aún más impresionante.
Lo más sorprendente de todo es que, cuando observamos los cálculos "sagrados" de los mayas y de los antiguos egipcios, descubrimos de inmediato que ¡estaban basados en la escala denaria que hoy conocemos! Las similitudes emanan de la manera actual de sumar, restar, dividir y multiplicar. Esto significa que nuestro actual sistema es herencia de los atlantes, y que nos ha sido transmitido por los sobrevivientes. De ahí que la lista ele legados de la Atlántida se haga muy larga.
Además de la cronología (segundos, minutos y horas), los atlantes nos dieron la astronomía, los 360 grados del círculo, el volumen de la pirámide, el ciclo de las manchas solares, la arquitectura, el arte de escribir y. ahora, la escala denaria. Es todo un logro para una civilización completamente olvidada.
Los mayas y los antiguos egipcios se percataron de que su ciclo de las manchas solares era una aproximación grosera. Conocieron las cifras exactas, pero sólo se permitió que las emplearan los iniciados. Con ellas calcularon el momento de la violenta inversión del magnetismo solar.
Ahí ora nos resta a nosotros resolver este enigma lo más pronto posible, pues sólo así el mundo se convencerá de la hecatombe que se aproxima.
Después del excesivo intercambio que hubo en el siglo XX y en los comienzos del XXI, el mundo se encuentra en los últimos años antes del "final" con una recesión económica. A pesar de las dificultades económicas de estos tiempos, y con un poco de suerte y perseverancia, se había logrado sacar a la superficie el Laberinto, con su "Círculo de Oro". Por ello, los descubrimientos de los primitivos cultos de sabiduría aparecieron en la tapa de los diarios de todo el mundo. La gente miraba con gran incredulidad los 36 jeroglíficos con los cálculos de la fecha de la catástrofe precedente, y también la fecha de la próxima: 2012. Para una gran parte de la humanidad no se trataba de algo inesperado, pero tuvo un efecto catastrófico sobre las masas del mundo. El temor al próximo corrimiento de los polos petrificó el pensamiento y la acción de muchos.
Poco después, la economía mundial se desmoronó. Los precios de los productos llegaron a su punto más bajo y luego se hundieron más; poco antes de la catástrofe, la recesión económica se transformó en una depresión sin igual Ni los políticos ni los economistas fueron capaces de mejorar las cosas. Muchas ramas de la economía, como por ejemplo la construcción, simplemente se derrumbaron. "¿Para qué construir? -se preguntaron algunos-, nuestro mundo no tiene futuro". Otros, que en años previos habían planificado tener hijos, decidieron posponer la decisión de manera indefinida.
la producción de mercaderías disminuyó en forma alarmante
los continentes fueron asolados con hambre y disturbios
la cantidad de suicidios y asesinatos aumentó
los valores permanecieron en un punto bajo, mucho más bajo que sus históricas alzas
FUTURO COMO CRONICA DEL PASADO....
Sin embargo, había una luz brillante en el ámbito de la inversión de divisas. En las antiguas civilizaciones, el oro y los diamantes siempre habían demostrado su valor. Todo el mundo se dio cuenta de que, después de la inversión de la polaridad del planeta, el dinero sería inútil y por eso se arrojaron en masa sobre el oro y los diamantes y produjeron un agudo incentivo en los precios de estos bienes. En un mundo donde no había más esperanza, éste fue uno de los pocos objetivos que quedaron para ocupar las mentes emprendedoras de las personas. En cuanto al resto, imperaban la anomia y la anarquía.
Mientras tanto, las protestas en contra de las plantas de energía nuclear, las fábricas de productos químicos y las instalaciones de petróleo alcanzaron el clímax. Un raudal de gente eleva su voz contra los lugares que transformarían la Tierra en un holocausto nuclear y en un basurero químico. Varias plantas y fábricas ya habían cerrado debido al derrumbe de las economías. Y, a pesar de ello, gran cantidad todavía seguía funcionando, demasiadas para mantener el mundo a salvo de Armagedón. Por último, después de enormes presiones, antes de la fecha catastrófica, éstas también se cerraron.
Durante un par de días, millones de personas fueron arrojadas a la Edad de Piedra, pero de una cosa estaban seguras: el mundo seguiría existiendo. Tal vez sin ellos, pero estaban resignados a esto. Para ellos, la profecía de un "final total" era inaceptable.
Sólo el futuro demostrará lo que esta corriente de pensamiento puede generar: sólo unos pocos creen en esto e intentarán sobrevivir, mientras que el resto de la población del mundo morirá durante los apocalípticos acontecimientos. De todas maneras, procuraré ayudar para que la humanidad continúe existiendo.
Incluso con un pequeño grupo de gente decidida, que posea el conocimiento primario de la mayor cantidad posible de ciencias, debe ser factible. Tras la catástrofe, la vida será terriblemente difícil. No habrá electricidad y, si se tuviera la capacidad de reponerla, no será de mucha utilidad porque la electrónica y los motores eléctricos estarán destruidos después de la inversión del campo magnético. Esto significa que debemos comenzar otra vez desde cero. Eso es lo que nos espera. Por lo tanto, necesitamos estar muy motivados y sólo unos pocos serán los adecuados.
Sobrevivir tiene poca utilidad cuando no se puede lidiar con la vida después de la catástrofe. Pasarán decenas, cientos de años antes de que podamos llevar una existencia algo confortable. Por lo tanto, no será así para nosotros, pero, finalmente, así resultará para nuestros descendientes. Sólo quienes lo comprendan adecuadamente pueden hacer el intente.
Ni se imagina cuan malo y difícil será. Incluso en la peor guerra somos capaces de encontrar agua y alimentos si somos un poco hábiles, pero después de la catástrofe será mucho más complicado que eso.
El basurero químico será inimaginable; el holocausto nuclear, aterrorizante. Miles de millones de litros de petróleo no sólo harán que el mundo sea inhabitable, sino que cubrirán enormes partes de la tierra con su suciedad. Los alimentos y las reservas de agua de todo el mundo serán destruidas, tal vez durante muchos años, y producirán hambrunas y numerosas enfermedades.
En la obra The Sibylline Grades [Los oráculos sibilinos] puede leerse lo siguiente:
"Y todo el firmamento caerá sobre la divina Tierra y sobre el mar, y entonces habrá un infinito mar de llamas coléricas, y suelo y mar se incendiarán, y el firmamento celeste y las estrellas y la propia creación serán vertidas en una masa derretida y luego se disolverán por completo. Después, no existirán los centelleantes ojos de la luz celestial, ni noche, ni día; ni preocupaciones cotidianas; ni primavera, ni verano, ni invierno, ni otoño".
Las catástrofes del pasado deberían servir de advertencia. Nada es para siempre.
Los océanos y partes de la tierra existen sólo en forma temporaria, pues en un ciclo de eterno retorno se destruyen. En un día, la humanidad conocerá su fin e irrumpirá bruscamente en el abismo. En unas pocas horas, grandes naciones, bellos edificios y culturas altamente desarrolladas vacilarán y se derrumbarán por completo.
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